viernes, 28 de noviembre de 2008

Más de lo mismo

Para los amantes de las películas de terror, Saw es una saga espeluznante basada en una serie de asesinatos, cuyo director asumió el reto de convertirla en una historia sin fin.

En la actualidad, Saw 5 está en las salas de cine venezolanas y al igual que la parte 4, en la hora y media que dura la función lo que hacen es recontar lo que ya habíamos visto en las ediciones anteriores para quienes les queden dudas.

Sin quitarle meritos a las tres primeras partes, las cuales fueron muy buenas, por su entretenida, tensa y original trama, la continuación de esta saga se ha vuelto repetitiva. ¿Y es que quien ha dicho que las cuartas, quintas y posiblemente sextas entregas son buenas?



Saw 5 además vuelve con el gancho de la segunda parte, donde todos los personajes quedan atrapados por una serie de trampas de las cuales sólo podrán escapar si siguen las ambiguas reglas ante ellos trazadas. Pero esta vez las trampas no resultan tan interesantes. El guión que siempre fue la parte fuerte de la película esta vez no deja mucho que desear. Lo único que refleja Saw 5 es el desperdicio de 90 minutos sólo para atar unos cabos sueltos de la cuarta.


El juego macabro en esta ocasión, explica como Hoffman, el secuaz del asesinato principal que apareció en Saw 4, se convirtió en su fiel alumno. Ahora, ¿que se puede esperar para una próxima parte? Que el nieto del secuaz crezca y siga sus pasos también.


Esta historia sigue dando vueltas en situaciones pasadas, en vez de darle un cierre digno. Es stressante, los espectadores nos hemos hecho cientos de interrogantes a lo largo de la saga que todavía no tienen respuestas.


En un principio fue una película interesante, sangrienta y enferma que despertó el instinto macabro de aquellos que les gusta distraerse con historias de Terror, porque Jigsaw no era un simple loco que mataba por matar, sino que sus victimas eran peores personas que él.


Ahora bien, el intento por estirar la saga más de lo necesario no funcionó. Las escenas ya no son tan aterrorizantes, ni mucho menos innovadoras. Ya no quieran sacar más dinero en taquilla de lo que lo han hecho. Los escritores inventen algo nuevo, cuentos de suspenso y ficción hay infinidades.
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